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domingo, 29 de marzo de 2020

Metafísica cotidiana



 Metafísica cotidiana



En uno de nuestros paseos,
Tomás se me reveló como
un devorador infatigable de libros,
cuestión interesante que pude cotejar.
De forma que, en aquellos periplos, percibí
claramente las grandes inquietudes
y conocimientos que posee, al hablarme
con soltura sobrada sobre la gaya ciencia.

Asimismo, me comentó que había
comprado un ordenador, para dar
comienzo a una tarea novedosa y ardua.
Primero me dice que tratará de dominar
dicho equipo y después, más difícil todavía,
como la cabra Manolita debajo de la escalera,
intentar escribir algo sencillo.

En dicha ocasión me anticipó
que su gran hándicap radicaba
en una presunta falta de talento,
a lo que había que sumar el gran
escepticismo y visión negativa
del mundo inmundo en que vivimos.

Tengo para mí que ese estado anímico
es pura, si bien, triste realidad,
ante el panorama socio-político actual,
nefasto, mas contemplado con fina objetividad,
tanto desde el lado de la humanidad,
belicosa y destructiva,
soberbiamente representada por las grandes
potencias imperialistas, como del prisma
de la estulticia aberrante protagonizada
por la presente sociedad light de usar y tirar
y su vana escala de valores.

Estoy convencido de que en estos tiempos
todas las democracias, desde la más antigua
a la más moderna, no son nada más
que capitalismos mal encubiertos
al servicio exclusivo de sus intereses,
que no son humanos, ni democráticos.

A mayor abundamiento,
(como dicen los curas y procuradores)
en las naciones que tienen la desgracia
de ser monárquicas, los poderes económicos
y grandes multinacionales ejecutan
sus proyectos megalómanos
con la total anuencia y pasividad
de las histriónicas coronas, una vez que éstas
han sido recompensadas por aquéllas
de forma tan suntuaria como crematística.

Estas instituciones, rancias y anacrónicas,
de corte feudal aún (después de tanta mierda,
tantas cabezas inocentes y tanta sangre
derramadas por doquier) persisten a expensas
de sus vasallos con total molicie
y bufa impunidad, exigiéndoles
derechos tan multimillonarios como
vergonzosos.

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