Espeleología urbano-amorosa
Buscando mis
amores
iré por esos
montes y riberas;
ni cogeré las
flores,
ni temeré las
fieras,
y pasaré los
fuertes y fronteras.
SAN JUAN DE LA CRUZ
Con
ansia algunas noches el amor busco
por
qué lugares bien no sé,
en
la oscuridad de cada abstruso rincón
de
esta urbe tan clasista y liberal como mezquina,
mimetizado
figurándomelo
(aunque del progreso algunos
paladines
con
oronda satisfacción de trepadores corruptos
en
el fatuo hedonismo y en la sórdida
y
falsa demagogia de la política envenenados:
cosmopolita
en denominarla se empeñen).
Sin ni siquiera en una sola
ocasión
esquivarlo: el amor al tomar
el
autocar antes de la llegada
del
azafrán de la aurora escudriño;
al
atravesar presto y desconfiado
una
avenida de automóviles abarrotada;
en las aulas de la facultad
(a decir quién lo iba, a mis
años,
mientras en Historia
licenciarme intento,
como
si acaso esta veleidosa obsesión
que
me consume algún parabién
a
reportar me iría de cara
a
mi nebuloso e inexorable futuro,
de
nada a cambio prácticamente
después
de tan vital atroz esfuerzo);
durante
los intervalos entre clase y clase;
algún
que otro fin de semana
en
la inevitable ruina de los bares
de
copas al entrar;
algo
asqueado y vacío también insisto
en
ello al abandonar un tálamo mercado,
y
a continuación en el mío introducirme y,
entre
las sábanas engurruñadas, revueltas,
en
posición fetal envolverme,
y
de frío, desesperanza, fatiga, tedio,
soledad y desilusión los
párpados entornar.
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