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martes, 10 de marzo de 2020

Actualizando a Manuel Calvo


Actualizando a Manuel Calvo



Un cierto día primaveral del año 2004 tuve el ‘disgusto’ de acudir a la primera conferencia del ciclo ‘Amigos del hotel de Portugalete’, donde en todo momento el monótono orador nos presentó una versión totalmente descafeinada del protagonista, haciéndonos un culebrón panegírico sobre la figura de un lobo feroz con piel de cordero; por esta razón me gustaría añadir los siguientes puntos:

1º–Manuel Calvo fue un personaje clave en la complicada política colonial de la Metrópoli: como testaferro del grupo de presión integrista al que representaba en aquella época. Me atrevería a decir que el ‘amo’ de Cuba desde 1868 –inicio de la Guerra de los Diez Años, que culminará en 1878 con la Paz de Zanjón–, hasta la pérdida de la colonia en 1898, tras nuestra guerra estúpida contra el imperialismo emergente e imparable de los Estados Unidos.

2º–Calvo ha sido un personaje con una inteligencia y sagacidad fuera de lo común, que pasó la mayor parte de su vida conspirando a la sombra, asesorado por su eterno segundón sevillano: Francisco de los Santos Guzmán. Sus astutas gestiones en Madrid en los años (1868-70) fueron muy fructíferas: incluso logró la caída del Ministro de Ultramar: Manuel Becerra. En dichos trámites consiguió abortar el proceso de abolición de la esclavitud, facilitando al mismo tiempo el envío de 90.000 hombres para luchar contra los insurgentes antillanos; pero fundamentalmente en defensa de sus propios intereses y los de su grupo de presión, del cual fue siempre apoderado. Durante dicho conflicto cientos de jóvenes castellanos, gallegos, andaluces, manchegos... y del resto de la península cayeron en la manigua abatidos por las balas certeras de los insurrectos; si bien estas desgraciadas contingencias no fueron óbice para que él y su grupo integrista se hiciesen más ricos aún con los fletes sustanciosos de los barcos de la Trasatlántica de Antonio López –empleados para el transporte de la tropa–: baqueteada naviera representada en la isla por el presunto masón portugalujo.
Los capitanes generales Manuel Salamanca y Rodríguez Arias murieron de forma fulminante en circunstancias extrañas, entre 1890 y 1893, por ser defensores a ultranza de los intereses de la nación hispana frente a los del grupo que regentaba Calvo, que siempre miró exclusivamente por aquel y sus propias empresas. Asimismo, muy ligado al préstamo que realizó el Banco Hispano-Colonial al estado español para sufragar los gastos de la sangrienta guerra –por el que cobraban 33.333,33 pesos diarios en concepto de intereses–, empresa financiera de la que también era accionista el indiano de Portugalete. Este empréstito fue el mayor desfalco realizado al gobierno de la nación dentro de la historia colonial, tan amplia como agitada.
Como decía antes, se cree que dichos capitanes fueron envenenados por sicarios afectos a los calvistas, no pudiéndose probar en el caso de Salamanca, ya que al exhumar el cadáver apareció desprovisto de vísceras. En relación con los restos mortales de Rodríguez Arias: digo que sus exequias estuvieron llenas de irregularidades, ya que se le había trasladado de sarcófago varias veces e inhumado con 24 horas de antelación. Posteriormente, el nuevo capitán general Calleja fue perseguido ferozmente por el grupo de Calvo, y motivos idénticos que los de los dos militares anteriores: los cuales siempre defendieron con un diálogo fluido y máxima legalidad: los intereses de la nación hispana frente a los particulares de la citada oligarquía absorbente.

3º–Se sabe muy poco de la vida de Calvo, ya que la mayor parte trascurrió en el anonimato, o dentro de la casa del ingenio ‘Portugalete’, sumado al aislamiento que en todo momento le brindó la bellísima perla del Caribe; a lo que tengo que añadir que siempre huyó de todo tipo de protagonismos, salvo en el periodo gestor, tan activo como breve (1868-70), en Madrid. Fue un personaje: –‘la mano negra’ ejecutora– que siempre actuó subrepticiamente en la isla por medio de su brazo derecho: Santos Guzmán.

4º–Respecto al hotel, dicho establecimiento no es sinónimo de Manuel Calvo: en su día fueron las migajas de su inmenso capital: las que donó a su pueblo –ya que el gran montante de su fortuna pasó automáticamente a manos de Antonio López– para que con los beneficios de su explotación se diese de comer a los menesterosos, abundantes por aquella época en el pueblo. Pero creo que estas nimias aportaciones fueron efectuadas para ‘auto redimirse’ de las ‘penas del infierno’, dada la pesadumbre que arrastró en sus últimos años de existencia por su comportamiento y su perpetuo modo de proceder: maquiavélico, demoníaco. Añado que empezó a amasar su gran fortuna no ‘amasando’ la harina que transportaba en sus barcos, como descaradamente nos dijo el aburrido conferenciante, sino con la trata de esclavos negros y quizá chinos, siempre al lado de su gran maestro Antonio López: Marqués de Comillas.

Para concluir, no veo donde residió la ‘singularidad’ del personaje que nos quiso transmitir el presunto ‘historiador’ conferenciante con su predisposición imperiosa a seguir ocultando la gran verdad de Manuel Calvo, cuya vida se merece una novela densa de  documentación exhaustiva, y no estos panegíricos edulcorados contando la parte filantrópica –o su presunta bonhomía– velando a posta LA VERDAD: las "realidades verídicas" que la gente del pueblo con inquietudes –tanto históricas como culturales–, conocen de sobra por medio de otros historiadores (sin comillas) más serios y rigurosos vg.: César Saavedra, Mariano Ciriquian Gaiztarro, etcétera. Mas, sobre todo, para evitar escenas como la que me vi forzado a realizar –y que no son normales en mí–: Primero porque habitualmente no acudo a este tipo de saraos y segundo porque tampoco soporto la manipulación histórica y la mentira, por lo cual desde estos párrafos sencillos quiero pedir disculpas al respetable público que, tan confiado como yo, asistió a dicha perorata.

Bibliografía:
ÉLITES Y GRUPOS DE PRESIÓN CUBA (1868–1898)
María del Carmen Barcia Zequeira/Editorial de Ciencias Sociales de La Habana.
ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE PORTUGALETE, agradeciendo sinceramente la colaboración prestada por su responsable: Sr. Hernández Gallejones.

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