Actualizando a Manuel Calvo
Un
cierto día primaveral del año 2004 tuve el ‘disgusto’ de acudir a la primera conferencia
del ciclo ‘Amigos del hotel de Portugalete’, donde en todo momento el monótono
orador nos presentó una versión totalmente descafeinada del protagonista,
haciéndonos un culebrón panegírico sobre la figura de un lobo feroz con piel de
cordero; por esta razón me gustaría añadir los siguientes puntos:
1º–Manuel Calvo fue un personaje clave en
la complicada política colonial de la Metrópoli: como testaferro del grupo de
presión integrista al que representaba en aquella época. Me atrevería a decir
que el ‘amo’ de Cuba desde 1868 –inicio de la Guerra de los Diez Años, que culminará en 1878 con la Paz de Zanjón–,
hasta la pérdida de la colonia en 1898,
tras nuestra guerra estúpida contra el imperialismo emergente e imparable de
los Estados Unidos.
2º–Calvo ha sido un personaje con una
inteligencia y sagacidad fuera de lo común, que pasó la mayor parte de su vida conspirando
a la sombra, asesorado por su eterno segundón sevillano: Francisco de los Santos Guzmán. Sus astutas
gestiones en Madrid en los años (1868-70) fueron muy fructíferas: incluso logró la caída del Ministro de Ultramar: Manuel Becerra. En dichos trámites consiguió abortar el proceso de
abolición de la esclavitud, facilitando al mismo tiempo el envío de 90.000
hombres para luchar contra los insurgentes antillanos; pero fundamentalmente en
defensa de sus propios intereses y los de su grupo de presión, del cual fue siempre
apoderado. Durante dicho conflicto cientos de jóvenes castellanos, gallegos,
andaluces, manchegos... y del resto de la península cayeron en la manigua abatidos
por las balas certeras de los insurrectos; si bien estas desgraciadas contingencias
no fueron óbice para que él y su grupo integrista se hiciesen más ricos aún con
los fletes sustanciosos de los barcos de la Trasatlántica de Antonio López –empleados para el transporte de la tropa–: baqueteada
naviera representada en la isla por el presunto masón portugalujo.
Los
capitanes generales Manuel Salamanca y Rodríguez Arias murieron
de forma fulminante en circunstancias extrañas, entre 1890 y 1893, por ser
defensores a ultranza de los intereses de la nación hispana frente a los del
grupo que regentaba Calvo, que siempre
miró exclusivamente por aquel y sus propias empresas. Asimismo, muy ligado al
préstamo que realizó el Banco Hispano-Colonial al estado español para sufragar los gastos de la
sangrienta guerra –por el que cobraban 33.333,33 pesos diarios en concepto de intereses–, empresa financiera de
la que también era accionista el indiano de Portugalete. Este empréstito fue el
mayor desfalco realizado al gobierno de la nación dentro de la historia colonial, tan amplia como agitada.
Como
decía antes, se cree que dichos capitanes fueron envenenados por sicarios
afectos a los calvistas, no
pudiéndose probar en el caso de Salamanca,
ya que al exhumar el cadáver apareció desprovisto de vísceras. En relación con
los restos mortales de Rodríguez Arias:
digo que sus exequias estuvieron llenas de irregularidades, ya que se le había
trasladado de sarcófago varias veces e inhumado con 24 horas de antelación. Posteriormente,
el nuevo capitán general Calleja fue
perseguido ferozmente por el grupo de Calvo, y motivos idénticos que los de los dos militares anteriores: los cuales siempre
defendieron con un diálogo fluido y máxima legalidad: los intereses de la
nación hispana frente a los particulares de la citada oligarquía absorbente.
3º–Se
sabe muy poco de la vida de Calvo,
ya que la mayor parte trascurrió en el anonimato, o dentro de la casa del
ingenio ‘Portugalete’, sumado al aislamiento que en todo momento le brindó la bellísima
perla del Caribe; a lo que tengo que añadir que siempre huyó de todo tipo de
protagonismos, salvo en el periodo gestor, tan activo como breve (1868-70), en Madrid. Fue un personaje:
–‘la mano negra’ ejecutora– que siempre actuó subrepticiamente en la isla por
medio de su brazo derecho: Santos Guzmán.
4º–Respecto
al hotel, dicho establecimiento no es sinónimo de Manuel Calvo: en su día fueron
las migajas de su inmenso capital: las que donó a su pueblo –ya que el gran montante
de su fortuna pasó automáticamente a manos de Antonio López– para que
con los beneficios de su explotación se diese de comer a los menesterosos, abundantes
por aquella época en el pueblo. Pero creo que estas nimias aportaciones fueron
efectuadas para ‘auto redimirse’ de las ‘penas del infierno’, dada la
pesadumbre que arrastró en sus últimos años de existencia por su comportamiento y su perpetuo modo de proceder: maquiavélico,
demoníaco. Añado que empezó a amasar su gran
fortuna no ‘amasando’ la harina que transportaba en sus barcos, como
descaradamente nos dijo el aburrido conferenciante, sino con la trata de
esclavos negros y quizá chinos, siempre al lado de su gran maestro Antonio López: Marqués de Comillas.
Para
concluir, no veo donde residió la ‘singularidad’ del personaje que nos quiso
transmitir el presunto ‘historiador’ conferenciante con su predisposición imperiosa
a seguir ocultando la gran verdad de Manuel Calvo, cuya vida
se merece una novela densa de documentación exhaustiva, y no estos panegíricos edulcorados
contando la parte filantrópica –o su presunta bonhomía– velando a
posta LA VERDAD: las "realidades verídicas" que la gente del pueblo con
inquietudes –tanto históricas como culturales–, conocen de sobra por medio de
otros historiadores (sin comillas) más serios y rigurosos vg.: César Saavedra, Mariano Ciriquian Gaiztarro,
etcétera. Mas, sobre todo, para evitar escenas como la que me vi forzado a
realizar –y que no son normales en mí–: Primero porque habitualmente no acudo a
este tipo de saraos y segundo porque tampoco soporto la manipulación histórica y la mentira, por lo cual desde estos párrafos sencillos quiero pedir
disculpas al respetable público que, tan confiado como yo, asistió a dicha
perorata.
Bibliografía:
ÉLITES
Y GRUPOS DE PRESIÓN CUBA (1868–1898)
María
del Carmen Barcia Zequeira/Editorial de Ciencias Sociales de La Habana.
ARCHIVO
HISTÓRICO MUNICIPAL DE PORTUGALETE, agradeciendo sinceramente la colaboración
prestada por su responsable: Sr. Hernández Gallejones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario