Etiquetas

jueves, 12 de marzo de 2020

La fábrica de tontos




La fábrica de tontos 
(Patented in Spain & Made in U.S.A)




Hoy, lo que se percibe en este país es un exceso de información, complementada y engalanada por un continuo bombardeo consumista y publicitario que en nada beneficia a sus pobladores porque, al mismo tiempo, también se ve claramente que falta la tan necesaria formación. Ésta tiene que ser incluso de más calidad que la anterior, para poder digerir y orientar adecuadamente toda esa arrolladora “pedagogía” informativa.
Estando como está la situación actual, su omisión es aterradora.
Lógicamente, en estas circunstancias, el único que sale beneficiado en todos los niveles es el Estado y lo único que fomenta con el sostenimiento de esta tesitura es la continua fabricación de tontos en cadena, ayudado por Internet y las nuevas tecnologías de la información, que prácticamente nos hacen sentir “analfabetos” a las generaciones anteriores, aun a pesar de estar machacándonos continuamente la vista y el cerebro por amor al arte…, a cambio de nada.
A veces pienso que soy tonto, ahora bien, espero que nunca llegue el día en el cual me sienta “dos tontos”.

 
"Teclados, monitores, comandos; elaboradas configuraciones a través de complicadas redes y portales, 
defendiéndonos constantemente de peligrosos virus..."

Mientras no sepamos organizar y canalizar de forma eficaz y enriquecedora todas estas disparatadas corrientes de tecnología, menos reivindicaciones sociales podremos demandar al Estado, porque como en todo momento estamos tratando de dominar ratones, teclados, monitores, comandos; elaboradas configuraciones a través de complicadas redes y portales, defendiéndonos constantemente de peligrosos virus, e intentando manejar complicados programas –a veces me da por pensar que tiene que haberlos hasta para hacer el amor por la red, delante del impasible monitor–, y otros artilugios periféricos: se nos escapa la existencia sin presenciar la inconmensurable belleza de una puesta de sol; sin atender con cariño a la infinita sabiduría y filosofía de la vida de los ancianos; sin escuchar la furia de las olas al romper estruendosas sobre los batidos acantilados; o sin percibir el dulce llanto de un angelical bebé en un parque, dentro de su cochecito, pidiendo el pecho con famélica urgencia a su satisfecha y joven progenitora.
Se nos va la vida, Bill Gates..., y tú eres el gran culpable, al permitir que la gran factoría universal de “supertontos” esté en plena producción, fabricándolos no sólo a un ritmo endiablado, sino también ofreciéndonos ya una calidad casi similar a “dos tontos”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario