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sábado, 29 de junio de 2024

Consejos para un seductor

 

 

Consejos para un seductor

 

 Para Susy, mi musa

 

Apreciado Theo, veo que te has quedado sin coche, “compuesto y sin novia”, como dicen algunos en tu misma situación... “Si tu novia te deja, te jodes”, cantaba en sus tiempos Rafa Sánchez, del grupo La Unión. Piensa que ya no tienes edad para andar a tontas y a locas; ni frecuentar los vertederos de las barras de bares de copas, ni las rancias discotecas de fin de semana para mayores: eso déjalo, ya es otra historia, como dicen en las novelas. Si bien, me dices que no has cerrado la puerta a la paciencia y ternura de una fémina culta y cariñosa, ni has tirado aún la toalla. Ahora, nunca intentes seducir a una mujer con escritos, ensayos, poesías y otras vanas florituras didácticas por el estilo, y, si ella es tan guapa como atractiva, con algún matiz de interesante, mucho menos. Sé que te apasionan los autos y los motores (mujeres y motores, gozo y dolores). Mi consejo es que te compres un SUV último modelo, vg.: un Jeep Renegade 120 CV, de gasolina, turbo, 3 cilindros, te iría de lujo, pero sin engendros mecánicos híbridos, con mulas tordas en el motor y otras estupideces o gadgets actuales; a continuación, afila con esmero tu Visa –ignoro si es de oro, de platino o de plomo–, y, a toda fémina que se te ponga a tiro: invítala a subir a tu flamante todo terreno made in Italy, para dar un paseo por la costa vasca a bordo del reluciente auto recién sacado del concesionario, mas sin pasar al Renegade de vueltas, no se nos vaya a marear la fémina y nos ponga perdida la tapicería del vehículo con la vomitona repentina; después la llevas a cenar. Una vez acomodados en el restaurante, sentados a una mesa en el rincón más coqueto de una acristalada galería con vistas al sápido Cantábrico, pides al sumiller de turno un buen crianza chateau de Remelluri, Contino o Valserrano, si se tercia; eso sí, a su correcta temperatura para su libado inmediato, a fin de ir entrando en materia; luego, ante la atenta mirada de tu acompañante, solicitas al maître la carta de los menús con prosopopeya de sibarita y después observas con cara de circunstancias la reacción de la afortunada. Si lo ves propicio, le preguntas a la moza, una vez que habéis engullido toda la comanda, a qué hotel nos vamos ahora para libarnos una botellina de Dom Pérignon Vintage 2013 en una chambre de lujo. Acto seguido, previo paso por le comptoir de recepción del hotel elegido, ya en la chambre, le cantas aquello de: “Suéltate el pelo, Susy, encanto, y después el sujetador”… Y colorín colorado, Theo; te deseo suerte, pero este cuento se ha acabado.

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