Bon jour, Casida
Merci beaucoup por Vida: logrado soneto del bardo cántabro-madrileño José Hierro. No sé qué le pasaría al pobre hombre en su affaire con Paula Romero (su nieta), pero a la vista del poema a lo mejor hemos de alegrarnos por su clarividencia ante la nada y el eco de las cenizas; si bien, pensamos que el título elegido no le va nada, pues la vida es plenitud total cuando el equilibrio corpo-sensorial y anímico hace asomo, y uno siente la vida y la sorbe a bocados. Ahora bien, no siempre, aun a pesar de estar cómodamente repantigados en el anfiteatro de la ópera (en pura pose seudoesnobista) nos suena de igual modo un aria... ¿verdad? Uno no se siente poeta, ni nada: siguiendo a Heidegger, piensa que la nada nadea; y, continuando con el propio vate, autor del excelente texto poético que tan amablemente me has hecho llegar, y sus premisas nihilistas y todo, tomamos la licencia poética de parafrasear a ambos para coincidir con ellos en lo que sigue: “Ya no lloro ni siquiera cuando recuerdo lo que aún me queda por llorar, porque hace muchos años que tengo asimilado que la nada nadea y que la más patética de la soledades es la soledad acompañada...” ¡Qué le vamos a hacer: todos los días no suena un aria sublime!... Kiss, Casida
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